lunes, 16 de enero de 2012

La biología de la creencia




Éste es el típico libro que si hubiera encontrado en una librería no habría comprado nunca. Debo admitir que tanto la portada como el subtítulo (La liberación del poder de la conciencia, la materia y los milagros) hacen saltar todos mis warnings anti-libros-de-autoayuda-barata. Afortunadamente (con un pequeño adverbio ya desvelo el final de esta reseña) llegué hasta él de una forma bastante más tortuosa y de nuevo la lectura derrumbó mis prejuicios a su paso .


No suelo leer La Vanguardia más que en situaciones de emergencia (léase: tomando un café a solas sin nada para leer y ni siquiera un bolígrafo para garabatear pensamientos en una servilleta). Cuando lo hago, mi sección favorita es La Contra, la entrevista de contraportada que protagoniza las más de las veces gente bastante peculiar e interesante. En una de esas ocasiones el entrevistado era el doctor Bruce Lipton, biólogo pionero en la investigación sobre células madre. La entrevista me llamó tanto la atención que busqué el libro y hasta se lo regalé a mi amigo Vlaisnut (ya os hablaré en alguna otra ocasión de lo mucho que me lo pienso antes de regalar un libro...).


Empezaré por decir que me ha gustado mucho. En lo que parece una corriente cada vez más frecuente entre los científicos, Lipton se atreve a cuestionar una ciencia demasiado dogmática y a recorrer el camino menos frecuentado. Todo ello con una metodología rigurosa basada en la experimentación y expresada en términos de biología celular, pero con un lenguaje lo suficientemente ameno como para llegar hasta el lector (en sus escarceos con la física cuántica quizá se pasa un poco de ameno, pero no me voy a poner en plan purista que éste no es el sitio). Una norma estricta de este blog va a ser no destriparle a nadie un libro que aún no haya leído, prefiero que cada cual lea y extraiga sus conclusiones, pero permitidme que haga una sinopsis inocente de lo que me ha sugerido a mí.

La biología de la creencia propone una alternativa al determinismo genético. En otras palabras, el entorno es vital para la activación de la programación genética o, parafraseando a William E. Henley "I am the master of my fate, I am the captain of my soul". Las implicaciones son brutales. Cambiando la programación podemos cambiar quiénes somos, cómo reaccionamos y qué vida vivimos. Nadie está condenado a padecer tal enfermedad, a lucir tal complexión, al éxito o al fracaso. Vamos, la liberación definitiva del "es que yo soy así".

La pregunta del millón, por supuesto, es como cambiar esa programación, y aunque Lipton no la ofrece (ni desde luego la promete), me parece que llegar a convencerse de que es posible hacerlo es el primer paso hacia una libertad absoluta. Mi estado de ánimo, mi forma de ser, incluso mi salud dentro de diez años, las defino yo a partir de hoy. Fuerte ¿verdad?


En el lado negativo quizá esa manía de los divulgadores americanos de contarte su vida con pelos y señales, aunque en este caso de una forma bastante comedida (para muestra varios botones: The cave and the cathedral de Amir Aczel, o llevándose la palma, Biocentrism de Robert Lanza), y el talante publicitario de los apéndices que, sin embargo, no mina el valor final de una obra que me gustaría resumir en una frase del propio autor: "Eres personalmente responsable de todo lo que te ocurre en la vida una vez que eres consciente de que eres personalmente responsable de todo lo que te ocurre en la vida". Sin duda alguna un libro que recomiendo para los que no teman mirar desde un punto de vista diferente.


Próximamente en este blog: Obras completas (y otros cuentos) de Augusto Monterroso


Pasen y lean...

5 comentarios:

Telos O’Rhate dijo...

He leído este libro, y estoy de acuerdo en que es interesante y esclarecedor.
Lo primero que me llamó la atención es que el prologuista, para avalar la interpretación poco ortodoxa del autor hace referencia a la carrera científica "seria" y ortodoxa del mismo. Pero teniendo en cuenta la cantidad de libros pseudo-científicos, manuales de alimentación cuántica y demás "supuesta literatura", veo lógico que quiera esforzarse por rescatar el libro de las estanterías de auto-ayuda.
Admito que el libro me gusta también por razones personales y filosóficas, pues creo que va siendo hora de que la ciencia devuelva al ser humano la capacidad de decisión. Desplazar a Platón, Lucas y Tomás de Aquino para poner a Descartes, Newton y Kant tiene sus consecuencias!!

Me ha gustado mucho la reseña y seguiré atento tus recomendaciones.

Rígel dijo...

Coincido contigo Telos, en que la ciencia se ha convertido en la nueva religión. Sin entrar en polémicas, es innegable que el ser humano tiene una dimensión que plantea dudas que su lado más empírico no consigue satisfacer. La antigua respuesta solía ser mirar al cielo, la ciencia nos ha hecho mirar a otro sitio pero se niega a ofrecer alternativas para las preguntas que no consigue responder.
Cuando la investigación no dependía de la financiación todopoderosa, la libertad de "cátedra" no era algo ficticio. ¿A quién preguntamos ahora?
Por otro lado, creo que no se llega a Descartes sin el de Aquino, pero ese es tema para otra discusión...
Gracias por leer!

Telos O’Rhate dijo...

Cierto es que hay tema para otra discusión. Más aún si consideramos que algunos de los "padres" y venerables tributarios de la Ciencia introducen sin ningún rubor sus prejuicios religiosos. Si no recuerdo mal, Newton tiene muchas más obras de caracter teológico que científico (Say no more!)
Del señor Descartes casi mejor no hablar! El oxímoron "duda cartesiana" debería estudiarse como trastorno psicológico!
Para mi el problema de la Ciencia es muy simple y se reduce al paradigma del gato: Bastet, Pangur Ban y el gato de Schrödinger son partes de un mismo concepto!

Elsa dijo...

La verdad es que con esa portada, tiene mucho mérito que lo compraras y leyeras. Y con semejante subtítulo ni te cuento.

Después de leer tu reseña, sin embargo, me están entrando ganas de leerlo a mí. El problema es que a mí estos libros de divulgación de biología me dan un poco de respeto. No me entiendas mal: me parecen interesantes y considero absolutamente imprescindible ponerse al día en cuantas ramas de la cienca llamen mi atención, como ésta. Pero me parece que me hace falta mucha más base para comprender el estado actual de las cosas, antes de lanzarme a la aventura de conjeturar por sus posibles ramificaciones e implicaciones futuras.

No sé si mis temores son infundados y lanzarse a ensanchar horizontes es siempre una acción elogiable, a pesar de los riesgos de caer en sesgos por desconocimiento. Me lo voy a pensar.

(Iba a responder a los comentarios anteriores, pero lo del gato me ha dejado confusa...)

Rígel dijo...

Para empezar, sí, lanzarse a ensanchar horizontes es SIEMPRE una acción elogiable, y sí, tiene sus riesgos... Entiendo muy bien lo que dices, especialmente porque cuando uno lee conjeturas "más allá de la ciencia ortodoxa" en una disciplina que conoce más, muchas veces se encuentra con aquello que Kipling describiría como partes de verdad "twisted by knaves to make a trap for fools".
Sin embargo, la ortodoxia construye a veces su propia trampa desacreditando todo aquello que le desborda las costuras en un peligroso "¿jugamos a ser inquisidores?" que debería serle antitético por definición.
En cualquier caso, y por lo que a biología se refiere este libro es bastante básico y se fundamenta en experimentos (con referencias bibliográficas incluídas) que tranquilizan a las mentes más escépticas.
Te animo a darle una oportunidad, al fin y al cabo el Bosque Prohibido está ahí sólo para los que se atreven a visitarlo y que, bueno o malo, siempre acaban por aprender algo ;)